En octubre se define mucho más que la Economía.


La importancia de un voto comprometido con los valores y sus consecuencias.

Por Fernando Vedoya




Nuevamente florece en nuestra sociedad, a la par de la primavera, el calor de las discusiones y los encontronazos entre tan disímiles visiones y preferencias de la realidad, la defensa frenética de candidatos idílicos, y la defenestración incuestionable de los caudillos del mal, sacados de las oscuras profundidades de ciudad gótica.  Una vez más, como cada dos años, nos precipitamos a las arenas de combate en el gran coliseo que nos prepara la democracia. Allí donde por un tiempo pareciera que dejamos a un lado lo que nos une y nos enfrentamos por lo que nos separa.


Todo este alboroto, saturado de ideas, propuestas y proyecciones, miedos y esperanzas, concluye en la soledad de una pequeña habitación, austera en todo sentido, incluso de opciones. Allí nuestra libertad se limita a una elección de frondosas incertidumbres, de desconocidos desencantos y de esperanzas depositadas en un cheque en blanco, casi sin garantías.


Pero no solo se trata de adentrarse a un escenario prospectivo, que nos invita a elegir nuestro “futuro”, también es por excelencia, la oportunidad de evaluar de manera retrospectiva aquello que se hizo o se dejó de hacer. Una rendición de cuentas (Accountability) del poder de turno en manos del simple ciudadano. La única garantía que nos queda en nuestras manos ante ese cheque en blanco que pudimos haber firmado en aquel entonces. 


Esta expresión traducida en el voto, puede ser tomada también como una herramienta que nos da a los ciudadanos el enorme poder de defender los principios y los valores que sostienen y dan identidad a nuestra sociedad. 


En la actualidad, el centro de este Accountability gira en torno al aborto y a las consecuencias que ocasionó la decisión de dar lugar a su debate. Este hecho que terminó dividiendo como nunca a la sociedad un año atrás, también se ha hecho sentir este año. La brecha generada por la discusión del aborto tomó un papel muy visible en la campaña: Dio origen a nuevos partidos que enarbolan los valores de la vida y la familia, obligó a los candidatos a tomar una postura al respecto e incluso impactó fuertemente sobre la estrategia electoral y el reparto de bancas. 


Las elecciones de abril en Santa Fe, han marcado un claro ejemplo de esto: Allí, en la provincia mas progresista de la argentina, fue que un nuevo partido embanderado en la defensa de la vida, con Amalia Granata a la cabeza, superó al oficialismo que quedó rezagado en cuarto lugar. Se trata de un nuevo partido que supo captar los votos fugados del oficialismo, por causas de su obrar, un año atrás. Una clara demostración de la rendición de cuentas traducida en costo político. 


El oficialismo no tardó en tomar nota de esta cuestión. Frente a aquel nuevo escenario, subestimado por completo hasta entonces, maniobraron rápidamente para intentar reconquistar a aquel electorado “celeste”, más significativo de lo que habían diagnosticado.  Utilizaron así diversas estrategias que se tradujeron por ejemplo: en el impulso de un sector llamado “Celestes por el cambio”, liberando el camino a que los candidatos celestes militen abiertamente, también se preocuparon por distribuir los lugares de las listas en procura de un “balance ideológico” e incluso acercándose a los diferentes credos que se habían pronunciado enérgicamente contra aquellas actitudes del gobierno, entre otras. 


Paso 2019


Lo cierto es que, a la hora de votar, nos mueven más otros factores que tienen que ver con la coyuntura inmediata (sobre todo económica), que aquellas bases que, tal vez no se hacen sentir tan vivamente como el bolsillo, pero que son en definitiva las que sustentan y nutren de solvencia a nuestra sociedad. Tal fue el resultado de las Paso, donde el fuerte descontento por la situación económica a condicionado el voto de una forma determinante. La fórmula Fernandez-Fernandez, supo hacerse lugar contra todo pronóstico, dejando a la de Juntos por el Cambio irremediablemente rezagada. Al mismo tiempo, los partidos más chicos sufrieron los efectos de una polarización desmedida. 


No debemos ocultar la mirada de los escenarios que van perfilándose detrás de estos resultados. En los entretelones del armado político, el factor ideológico tuvo un rol preponderante, sobre todo en lo referido a la cuestión sobre la vida y el aborto. El espectro abarca desde listas radicalmente “verdes”, listas mixtas o balanceadas, a listas “celestes”.  Esta cuestión se torna compleja en las listas que no son “puras” ya que tienen marcadas divergencias ideológicas en su interior y luego se agudiza con el alto número de categorías que componen las mismas.


A la luz de los resultados de las últimas PASO, el panorama no es alentador. Ya se acomoda muy cerca del sillón de Rivadavia un presidente que se declara abiertamente proabortista. Al tiempo que, en el Congreso, los números auguran que la amenaza del aborto pronto se cernirá como una tempestad sobre nuestra sociedad.


A la hora de definir nuestro voto, nos vemos inmersos en una cuestión compleja que requiere de nosotros tiempo, compromiso y voluntad para estudiar cada lista y cada candidato de cada una de las categorías disponibles. Por fortuna, hay gente que ya ha hecho el trabajo por nosotros. Se trata de vota2vidas una herramienta diseñada para que podamos decidir nuestro voto en función de los valores de los candidatos. 


Es importante no caer en el simplismo de que solo estamos eligiendo un presidente o un partido. Vota2vidas reivindica esa cuestión, fijando una especial atención en torno a las listas de diputados y senadores. Allí, en base a los resultados de las paso, con claridad y objetividad, nos muestran hipotéticamente que candidatos entrarían y de qué color son. De esta forma nos recomiendan diferentes opciones y nos simplifican la tarea a la hora de elegir con responsabilidad, generando al mismo tiempo conciencia de la importancia que nuestra elección tiene en un asunto tan importante y delicado como este.


Hoy está en nuestras manos la oportunidad, como nunca antes, de que nuestro voto signifique más que simplemente la elección de un grupo de iluminados para que gobiernen nuestro país por los próximos años. Es la también la chance de evaluar y de dar un mensaje al futuro. Es nuestro momento de poner en marcha ese Acountability “Moral”. Sabemos bien lo que no queremos, y no queremos que se repita. 


La preservación de los pilares de nuestra sociedad, forjados por nuestros valores y principios, por nuestra cultura y nuestras raíces, es, en definitiva, una responsabilidad que recae inevitablemente en nuestros hombros, y que debe interpelar a la individualidad de cada uno, allí, en el silencio y la austeridad de aquel cuarto oscuro.  Debe forzarnos a utilizar nuestra razón, a escapar de la miopía que posa su mirada en la asfixiante, pero, al fin, pasajera coyuntura, y observar el futuro que queremos proteger y soñamos con construir para nuestros hijos.


Fernando Vedoya

Miembro de Frente Joven Buenos Aires